domingo, 10 de junio de 2012

La crisis financiera por la cual estamos atravesando tiene sus inicios en el manejo dado por la banca a la titularización de créditos, no por nada es también llamada crisis de las subprime, dado el poder de expansión que trae consigo el negocio financiero, un problema que comenzó en Estados Unidos con las hipotecas tóxicas se convirtió en un problema de índole mundial.

El detonante fue el incremento desmesurado de créditos, en su mayoría hipotecarios, gracias a la política de bajas tasas de interés, inclusive por debajo de los niveles de inflación con el objeto de estimular la inversión productiva alcanzando así altos niveles de crecimiento que por años mantuvo la Reserva Federal en cabeza de Alan Greenspan. Para muchos intelectuales fue esta medida la que permitió la denominada burbuja financiera.


















La desregulación se considera otro de los factores que desencadenaron la crisis. La teoría neoliberal pilar del sistema capitalista se basa en la eficiencia de los mercados, ellos están en capacidad de autorregularse y autocorregirse. La existencia de al menos tres grandes crisis en la historia moderna, comenzando con la gran depresión, pasando por la dotcom y finalizando con la actual subprime dejan ver las carencias de una teoría criticada por muchos académicos pero defendida por los agentes del mercado, quienes a portas de una crisis no ven otra salida diferente a pedir ayuda al Estado, el mismo Estado al que prefirió mantener al margen de su actividad. Evidenciando la no pertinencia de este sistema de mercado. Razón por la cual argumenta Stiglitz “… la crisis de Wall Street es para el fundamentalismo del mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo: le dice al mundo que este modo de organización económica resulta insostenible...”.